Existe un mito, o al menos una creencia bastante extendida entre la población, de pinchar las butifarras para que estas se cocinen mejor y más deprisa. Todos hemos estado un día u otro en una barbacoa y hemos visto el típico "enterao" (generalmente un hombre, por qué no decirlo?) que se crece entre el carbón de la brasa y coge lo primero que pilla para comenzar a pinchar las butifarras rollo profesional. Bien, si has estado presente en esta atrocidad, y no has podido pararlo a tiempo, os damos las claves y la información para que devolváis al “enterao” de turno al sitio que le pertenece: bien lejos de las butifarras. Y de paso os marcáis un puntazo y os ganáis el respeto y la admiración de todos los asistentes.
Las butifarras están hechas y pensadas para que su sabor se mantenga dentro. La costumbre de pincharlas coincidió con la llegada de las cocinas de gas a nuestros hogares. Al tener más potencia, las butifarras se hacían demasiado rápido y con la presión se reventaban. Las yayas cocineras de la época, en lugar de bajar el gas, optaron por pincharlas y liberar así la presión para que no se reventaran (primero fue Eva con la manzana y después las yayas pinchando butifarras, nos merecemos todo lo que nos pase).
Entonces, el secreto para que la butifarra no se reviente, es tener paciencia y hacerla a fuego lento, de un lado y de otro, pero poco a poco, con cariño y sin prisa, por favor. Sabemos que en este mundo actual en el que nos ha tocado vivir, siempre corriendo por todos lados, es difícil pedir tiempo, pero realmente comprar un producto artesanal de calidad y cargártelo en la cocina porque llegamos tarde no tiene ningún sentido. Disfrutadlo como se merece y como os lo merecéis.
Si has llegado hasta aquí, eres digno de recibir la nota final. Normalmente, las butis se hacen en la sartén, a la plancha o en la parrilla, pero pocas veces jugamos la carta estrella del horno. Gran error por nuestra parte, ya que hacerlas al horno es éxito asegurado. No se revientan, quedan rositas, se cocinan de manera uniforme, dejar caldito en la bandeja y están brutalísimas a un nivel casi divino. Haced la prueba y ya nos lo podréis decir.
Muchos ya lo teníais claro, y los que no lo sabíais lo acabáis de descubrir, en Can Margenat, somos grandes detractores de esta práctica de pinchazos gratuitos a las butifarras e intentamos evitarla por todos los medios. Si eres un miembro como dios manda de la #margenatfamily súmate a nuestra lucha. Entre todos conseguiremos salvar las Margibutis (¡las demás, si las queréis pinchar, las pincháis!)