Raíces

El abuelo Joan era de Sentmenat. Era payés, pero además, decidió aprender el oficio de charcutero para poder arreglarse sus propios cerdos y tener así comida durante todo el año. Aparte, también les hacía la matanza a los vecinos que se lo pedían. Un día, en una de estas matanzas del cerdo, concretamente en Can Costa, conoció a Teresina, una modista de Montgat que sería la gran impulsora del negocio.

Entre butifarra y butifarra se enamoraron y se establecieron en Montgat. Teresina seguía haciendo de modista y Joan trabajaba de charcutero en Badalona. Tuvieron tres hijos, Joan, Jordi y la niña Maite.

Un día, una de las paradas de la plaza del Mercado Maignon quedaba vacío y se lo ofrecieron al abuelo. La yaya que era muy echada para adelante decidió animar a su marido para quedársela y poner su propio negocio. Así fue como dejó el trabajo de modista y empezó a aprender el oficio de la mano de su marido. Tiempo más tarde se creó otro mercado en la plaza del Sol y los Margenat también estuvieron. A estas alturas ya vivían en Badalona, en la C/ Santiago Rusiñol 3, donde se encuentra el actual obrador y la tienda.

Con el tiempo, el mercado de la plaza del Sol cerró, y surgió la oportunidad de montar el negocio en la parte baja de la casa donde vivían. Una vez más, la yaya lo tuvo claro y se tiraron a la piscina.

Los niños fueron creciendo y Joan y Maite también "entraron en el negocio”. Lo pongo entre comillas porque antes los negocios se vivían ya desde pequeños. Antes no había extraescolares, o no había dinero para poder pagarlas, y los niños jugaban en la calle o ayudaban en casa. Así que lo mamaron desde pequeños, igual que nosotros, barriendo, limpiando los cristales, devolviendo el cambio, escuchando las conversaciones de los mayores y despachando a aquellas señoras más amables que con dulzura nos decían: ¡si! ¡Claro! ¡Ya puedes despacharme! ¡Si lo cortas más gordo no pasa nada! ¡Algún día tendrás que aprender!

Joan se casó con Pepi, pescadera de oficio que pronto se ganó el cariño de los clientes. Tuvieron tres hijos: Gemma, Jordi y Anna, que junto con Carles (hijo de Maite) forman la actual tercera generación.

Actualmente, todavía tenemos la tienda inicial en Santiago Rusiñol, donde también tenemos el obrador y la tienda de la avenida Martí Pujol.

El camino no ha sido fácil, ha habido momentos realmente muy difíciles y complicados, pero poco a poco, con mucho esfuerzo y muchos sacrificios, de todo hemos ido saliendo. Porque nuestra prioridad siempre ha sido LA FAMILIA y esta charcutería es un hijo más. Nuestra madre siempre dice que si hay una buena base...ella nunca termina la frase, así que yo tampoco lo haré, pero se entiende que no puede terminar mal.

A nosotros, nos gusta pensar que si el abuelo y la abuela nos pudieran ver por un agujerito estarían infinitamente orgullosos de todos nosotros, de los éxitos conseguidos, pero sobre todo de la FAMILIA que somos y que ellos comenzaron. ¡Seguimos!